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12 DE OCTUBRE / Tácticas para la división

Este 12 de Octubre, frente a la renovada expansión de hipótesis indigenistas que rechazan uno de los elementos más significativos de nuestra historia y de este presente latinoamericano, nos pareció importante recordar la posición de quienes han analizado en profundidad el camino de nuestros pueblos.

Podemos mencionar a Fermín Chávez, Rodolfo Puiggros, Juan José Hernández Arregui, José María Rosa entre otros. Aquí reproducimos una entrevista a Jorge Abelardo Ramos realizada en 1992 por la publicación La Patria Grande. Cabe detenerse en sus conceptos centrales, y reflexionar.

GF / LSM

 

¿Qué opinión le merece el surgimiento de grupos indigenistas que se oponen a los festejos por el V Centenario del Descubrimiento de América y que conmemoran el 11 de octubre como último día de la América Libre?

-En realidad el imperialismo contemporáneo, que es el que sucedió de alguna manera a la influencia española desde las revoluciones de emancipación, tiene múltiples tácticas para perpetuar la división de la América Latina. Una de ellas es la hipertrofia del tema indigenista. Nadie ignora que la Patria Grande, vale decir la herencia hispana-lusitana que hemos recogido los latinoamericanos como propia, ha sido fragmentada por obra de dos factores determinantes: uno de ellos son los intereses extranjerizantes de las oligarquías portuarias de toda América Latina y el otro es la intervención decisiva que han puesto en nuestra impotencia y balcanización las grandes potencias imperialistas. La alianza de las oligarquías internas y de los imperialismos externos procuró desde los tiempos de San Martín y Bolívar separar a las partes territoriales que habíamos heredado de España y Portugal, porque de ese modo las repúblicas insulares podían ser más fácilmente dominadas que una gran entidad confederada como la que tuvo la posibilidad de realizar la sociedad norteamericana. Una y mil veces desde los tiempos de Manuel Ugarte y de Torres Caicedo se afirmó, pero no entró eso en la educación popular ni en las estructuras culturales de las repúblicas latinoamericanas, que si EEUU había logrado su gran progreso material era porque se llamaban, respondiendo al contenido, los Estados Unidos de Norteamérica y Torres Caicedo y Ugarte reiteraban que nosotros éramos los Estados desunidos de la América del Sur, entendiendo el sur no en un sentido puramente geográfico sino en el mas amplio de lo político, cultural y lingüístico. Para nosotros el sur comienza en México, en el río Bravo.

Bien…pero ¿Cuál es la causa de la desunión?

-Nosotros, los Estados desunidos del Sur hemos pagado dolorosamente el haber logrado la independencia de España y Portugal sin haber consumado al mismo tiempo la unidad. No estamos desunidos porque somos subdesarrollados sino que somos subdesarrollados porque no logramos la unidad. En ese sentido la unión es la única estrategia y doctrina revolucionaria de América Latina.
El tema del indigenismo nos lleva a preguntar porque existe en Alemania, en Suecia, en Inglaterra, en Holanda un interés tan vehemente en proteger a los indígenas de América Latina. Seguramente no se trata de un acto de generosidad pura; sabemos que no han sido Inglaterra, ni los países nórdicos, ni Bélgica, ni Holanda quienes se han destacado por un amor especial por los indígenas de los continentes marginados.
Sabemos que la India fue subyugada por Inglaterra durante 400 años. Como dijo alguna vez un historiador inglés “las llanuras de la India están blanqueadas con los huesos de los tejedores de algodón”, muertos de hambre a causa del exterminio de las viejas industrias por los tejidos de algodón de Lancashire.
Quiere decir que si Inglaterra por medio de las armas y del libre cambio impuso su dominio al inmenso continente hindú, nos parece raro que ahora este preocupada por los indígenas de América Latina.

¿Cómo aparecen las diferentes tesis?

-Nacen de las preguntas: ¿Esto que es? ¿un encuentro de dos culturas?, ¿es un descubrimiento?, ¿es una conquista?, ¿es un genocidio?. La respuesta es que es un poco de todas esas cosas, pero es sobre todo una fusión. Es un descubrimiento de América por parte de los europeos y es un descubrimiento de Europa por parte de las civilizaciones precolombinas. Es un encuentro sangriento de culturas, como son todos los encuentros de culturas diversas. No es pura y exclusivamente un encuentro, una conquista o una colonización, como tuvo lugar por parte de Inglaterra respecto de la India, donde después que se van los ingleses, esta mantiene integras sus lenguas, sus religiones y su cultura, como si los británicos no hubieran estado nunca allí, salvo en Calcuta, en Bombay o en Madrás, donde las clases altas educadas en Inglaterra y parte de las clases medias “cultas” hablan el inglés y otras lenguas. Salvo esto no hay restos de los ingleses. Lo mismo podríamos decir de Indonesia, del Congo Belga, de Malasia o de Birmania. En cambio aquí no, aquí estamos hablando la lengua de aquellos que vinieron, portugués y español. ¿Por qué?. Por razones que no vienen al caso aquí, que son razones teológicas, ellos no tuvieron el menor inconveniente en fusionarse, en hacer el amor con las mujeres indígenas y eso produjo en los primeros treinta o cuarenta años de la llegada de los españoles y los portugueses, la aparición de los hijos de la tierra, de los mancebos de la tierra, como se los llamaba, o sea de los criollos. Y esos criollos, que al principio eran hijos de españoles e indias, poco a poco se fueron mezclando más porque llego el aporte africano y entonces aparecieron los mulatos, tercerones, como se les llamaba, cuarterones y quinterones, que eran sucesivas mezclas, descendientes de mulatos con descendientes de criollos y mestizos, de indias con mestizos de negros. Así se hizo una especie de Babel racial o sanguínea en que consiste, como dice Vasconcelos, la raza cósmica.
Somos una fusión de las razas del mundo originadas por el pueblo mas mestizo que había en Europa, que era el pueblo español. Desde fenicios, visigodos, árabes y judíos, todos vinieron con los españoles y mezclaron sus sangres con la nuestra. Decir portugués en la América colonial era sinónimo de judío. De modo que aquí encontramos todas las mezclas, por lo que ser antisemita, o antiitaliano o antiespañol es renegar de parte de lo que somos.
Se trata de un formidable crisol de razas que ha determinado que el rasgo especifico y distintivo de América Latina sea que somos mestizos.
Si nosotros hipertrofiamos el rol del indio o el rol del europeo estamos negando lo que somos. Nosotros somos el indio y somos el europeo, somos el inmigrante del siglo XX, el del siglo XIX y el del siglo VXI. Nuestra fuerza es ser lo que somos. Y aquel que quiera quitarnos la evangelización, nos quita una parte esencial de nuestra cultura. Quién pretenda despojarnos de los aportes traídos por los inmigrantes, sean españoles, portugueses, italianos o judíos, nos esta quitando en nombre del indigenismo (o sea en nombre de una raza en estado puro, que sin duda resultó vencida), parte de nuestra individualidad nacional y, en consecuencia, es un enemigo de América Latina.
El indigenismo por eso es impulsado por el imperialismo contemporáneo hasta transformarse, en muchos de los casos, en uno de sus instrumentos.
Es preciso en este momento dejar en claro los derechos de incorporación a la civilización latinoamericana de las minorías indígenas, predominantes sobre todo en Perú y en Bolivia y en el mismo México, donde hay alrededor de 10 millones de aborígenes que conviven en un gran pueblo de 83 millones de habitantes. México, que es esencialmente un país mestizo, ya nos es un país indígena.
Donde el indígena logra ingresar a la vida económica, inmediatamente absorbe la lengua española o portuguesa. De esta manera se favorece al romper el aislamiento al que algunos lo quieren someter. Este es uno de los tantos derechos que las oligarquías criollas les han negado. También se los han negado a los gauchos y a los pobres, que junto con los indígenas, forman esa masa explotada por estas oligarquías nativas junto con el imperialismo extranjero.

Quiénes se interesan por las poblaciones aborígenes desde una perspectiva racial y no social ¿cometen un error similar al de quienes subestiman las luchas nacionales y solo enfatizan la cuestión social?

-En nuestra juventud, influenciada por las doctrinas más “revolucionarias” del mundo (las socialistas y las marxistas), nuestra generación supuso que la lucha de clases o las luchas sociales tenían, por así decirlo, una jerarquía superior a las luchas nacionales.
Realizados los postulados de la clase obrera, creíamos nosotros, mediante el establecimiento de un poder popular, se llevarían a cabo las tareas democráticas o nacionales que no habían podido realizar las generaciones anteriores.
La historia ha demostrado que, por el contrario, sigue siendo valido como lo fue en los últimos tres o cuatro siglos, el concepto de Estado Nacional. Sin el no se pueden resolver los problemas sociales y esto lo demuestra la catástrofe de la sociedad totalitaria stalinista. En el momento en que se hunde el centro moscovita bajo el peso de los crímenes del stalinismo, aparecen estas cosas incomprensibles desde el punto de vista occidental, que son las disputas, a los que los periodistas triviales llaman “étnicas”. No son disputas étnicas, no se trata de conflictos raciales, lo que existe son los recrudecimientos de las cuestiones nacionales. Es lo que ocurre con la tragedia de los Balcanes (no en vano hemos tomado la inaudita fragmentación de Europa Central como ejemplo al hablar de la balcanización de América Latina), en Bosnia, en Sarajevo, etc.
Lo que resulta evidente es que, mas allá de una economía de escala sin la cual -según los maestros de la economía política- una nación se vuelve, por así decirlo, antieconómica en todos sus planos; la gente que habla un mismo idioma, y profesa una misma religión, está dispuesta a perder la vida con tal de mantener un estado nacional, aunque sea pequeño, pero que posea sus convicciones religiosas y su mundo lingüístico. Y si están dispuestos a perder la vida, que es lo mas importante que el hombre dispone, es porque consideran a esto mas importante que la vida misma, que la economía de escala y probablemente mucho mas que disfrutar un buen nivel de vida derivado de la economía de escala.
Esto debe enseñarnos a nosotros a relativizar lo que yo llamaría los universales filosóficos e históricos característicos del siglo XIX, de los que fueron geniales ecos Rosseau, Marx, Spencer y Comte. Eran universales filosóficos en el sentido que establecían normas universales válidas, y ahora resulta que parece ser que no las hay.
Mientras se suceden enfrentamientos nacionales en algunas áreas, en Europa las naciones procuran establecer acuerdos de unidad, pese a los sangrientos conflictos en que estuvieran involucradas. En América Latina tenemos que felicitarnos, que no tuvieran la envergadura de aquellos. Hemos tenido enfrentamientos graves en el pasado como pudo ser la guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay o la tragedia militar entre hermanos que significó la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, pero ninguna de las características de las guerras europeas. Ni siquiera aquella guerra famosa con el Brasil, comandada por un tarambana llamado Carlos María de Alvear, al que no se sabe porque le levantaron un monumento en la Plaza Francia. Esta fue una guerra de las mejores que se pueden concebir, dado el escaso número de bajas que hubo en los ejércitos. Tan inhóspito era el teatro geográfico que los ejércitos jamás se encontraron. Ojalá todas las guerras pudieran tener estas características, ya que hasta la principal batalla, la de Ituzaingó hubo que buscarle en un mapa su nombre, porque no sabían cual ponerle.
Lo paradójico es que pese a los antagonismos que enfrentaron a los países de Europa, sin embargo ellos han llegado a conformar la Comunidad Económica Europea.
Los europeos con su larga historia de cultura y también de pillaje, finalmente han llegado a la conclusión de que necesitan crear una pan-europa, una gran economía única y establecer, como ellos ya lo han hecho y nosotros debemos realizar, un derecho comunitario. Esto vale decir que allí los tribunales europeos tienen autoridad sobre los locales y que la estructura de la Comunidad es tan rígida y tan severa en procurar el bien de los países integrantes que se llega al extremo, tal como ocurrió la vez pasada, que una decisión comunitaria prohibió a una señora sembrar una planta de vid y a otra persona en Francia le ha ordenado que mate todas sus vacas. Todo un ejemplo de libre comercio. Esto nos indica que los europeos han llegado a conformar una estructura supranacional con decisiones judiciales que constituye un verdadero ejemplo para ser tomado por los países latinoamericanos.

A lo largo de la historia de América Latina han surgido movimientos que intentaron quebrar la situación colonial de nuestros países ¿Qué ha sucedido con ellos?

-Los movimientos nacionales no pueden ser superiores a los cambios de la historia. Para tomar el tema en su debida aunque gigantesca magnitud podríamos decir que el imperio romano parecía haber tocado el cenit de la influencia concebible para un sistema político. Sin embargo de eso no queda más que unas piedras del Coliseo que se pueden ver en Roma. Para no hablar de Babilonia de la cual ni siquiera podemos asegurar que era. Tampoco podemos responder en que consistió el imperio de mil años que nos había prometido Hitler y que terminara entre las ruinas de la Cancillería de Berlín.
Si la marcha de los imperios tiene estas características, cabe imaginar que las tentativas por la liberación de nuestros pueblos realizadas por la vía civil o militar sufren también las consecuencias del tiempo y de la corrupción que el tiempo trae. No corrupción en el sentido moral, sino en el de la desintegración que han sufrido los movimientos nacionales que han tenido lugar en la América Latina. En cierto período se han disuelto, han fracasado o han realizado solo parcialmente sus fines. Si bien la Revolución peruana no llegó a su culminación, aquellos indígenas que vivían bajo el régimen del “pongo”, de una inhumana condición servil hasta 1968 en que llego el ejército de Velazco Alvarado, ellos no van a ser mas pongos, no tendrán más que ser serviles.
De manera que no hay movimiento que de algún modo no realice parcialmente sus fines. En ese sentido lo que hemos visto es hasta donde podía llegar en ese momento histórico el ejército peruano y cuál fue el límite que le resulto imposible de sobrepasar.
Yo tuve en Lima en al año 1974 una polémica escrita con uno de los inspiradores y asesores de Velazco Alvarado, Carlos Delgado, sobre los problemas del ejército en el poder.Por desgracia se cumplieron algunas de mis sospechas o temores respecto a la manera en que el ejército podría mantenerse allí, si seguía funcionando como tal. Si se hubiera transformado en un partido político armado, la cuestión hubiera sido diferente. Pero como ejército revestía características contradictorias, porque mientras estaban en el poder y hacían cosas importantes y correctas, los militares velazquistas iban rotando en los cargos, pasando a retiro o ascendiendo según el escalafón de oficiales. Mantenían el régimen de retiros y ascensos obligatorios en medio de un proceso revolucionario que no puede estar sujeto a un escalafón. Esa especie de contradicción viva que fue la revolución peruana ya sabemos en que terminó.

¿Y en el caso de Bolivia, con el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR)?

-Yo diría que los propósitos que enunció el Movimiento Nacionalista Revolucionario, que fundaron algunas personas amigas mías, se basaba en tres banderas fundamentales: la primera, la revolución agraria; la segunda la nacionalización de las minas y la tercera el voto universal.
Esto pudo llevarse a cabo, pero al mismo tiempo una gran cantidad de problemas de Bolivia siguieron sin resolverse.
En suma, las revoluciones nacionales no tenían fuerza suficiente para prolongarse, para vivir, para transformar básicamente a sus sociedades, aunque realizaran algunos de sus fines. Quizás la explicación de fondo sea que no hay solución para nuestros países por separado y lo que se debe hacer es un Movimiento Nacional Revolucionario de alcances latinoamericanos y recién entonces la transformación social, política económica y cultural de nuestros pueblos podrá tener lugar.

 

LPG / LSM

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